Hola, hoy vengo a hablar sobre un tema delicado: las compras literarias impulsivas.

¿Les ha pasado que entran a una librería, ven un libro y lo compran por impulso? Obviamente amparado bajo ese pensamiento de "este mes puedo permitírmelo, me lo merezco y es demasiado interesante". Bueno, normalmente a eso le llamo los vicios del capitalismo, pero de todas maneras termino comprando un libro solo porque alguna vez lo leí en pdf y me encantó o la portada es demasiado bonita o es una versión de colección. Llego a la casa y no lo abro, sino que subo a mi habitación, me acerco al estante y lo coloco junto a sus hermanos de saga, cosa de que cuando los mire me baje la añoranza por lo mucho que me gustó en su momento -cuando era joven-, pero lo sigo mirando con añoranza, no lo tomo para leer.

A esto lo llamo la adicción a las compras literarias por añoranza. No se ustedes, pero soy una persona que tiende a recordar mucho el pasado, los libros que leí, la música que escuché (que no ha cambiado mucho), me gusta recordar cuando me sentía más joven y me gustaba cierto libro, entonces cuando lo veo en alguna librería (virtual o física), simplemente los compro. 

Es bueno que cuando una de verdad puede comprar un libro lo haga -en especial cuando lo leyó de manera ilegal-, ya sea en formato electrónico o físico, por todo esto de los derechos de autor y la muy merecida retribución que debe tener el trabajo editorial sin el cual no tendríamos libros para leer en español (aunque a veces las editoriales nos dejen colgados con las continuaciones Drama lector 1), el problema es cuando comenzamos a llenar los libreros de libros que ya hemos leído y no pensamos leer en el corto o largo plazo porque compramos libros que no hemos leído y nos llaman la atención.

A esto también lo llamo el "complejo de Gollum". ¿Recuerdan a Gollum? pequeño, gruñón, personalidad múltiple, deteriorado, obsesionado con un anillo por años. Si, bueno, muchos lectores tenemos un pequeño Gollum en nuestro interior que aparece cada vez que pensamos en sacar algunos libros de nuestro estante porque no los vamos a leer y de verdad no tenemos más especio en nuestra habitación, ese pequeño que alguna vez fue un hobbit
susurra en nuestro oído un "mi precioso" y dejamos el libro donde estaba. No está mal, no te sientas mal si eres como Gollum, trata de pensar positivo y proponte no comprar más libros hasta que leas los que tienes pendientes ¿Suena difícil? Lo es, no es imposible, pero cuesta, en especial cuando llegan los correos con las ofertas y aparece ese libro que te mueres por leer con precio rebajado, bueno, el que quiere celeste que le cueste.

En fin, las compras impulsivas, ya sea de libros que nunca has leído y que dejas añejarse en tu estante como si fuera vino, o libros que has leído hasta el cansancio -legal e ilegalmente- pero que ahora tienes reposando en el estante porque no planeas leer, son males comunes en muchos lectores,
personalmente lo estoy tratando de la siguiente manera:

• Desde que trabajo  tengo un presupuesto para comprar libros todos los meses, uno o dos, por lo que armé una lista con prioridades literarias, que quedó así (1) libros que leí en mi adolescencia y que me gustaría comprar, (2) libros que están en inglés y que cuando salgan en español los quiero y (3) libros que van llegando al país y que me llamaron la atención. Soy una persona de agendas, por lo que tengo todo anotado, subrayado y ordenado de los libros que más quiero a los que menos me llaman la atención, ordenando así mis prioridades de compra para evitar acumular libros no leídos en el estante, ya que me queda poco espacio. Cuando era estudiante hacía algo parecido, pero era más estricta, porque podía comprar libros una vez en quinientas, ya que dependía de si podía juntar dinero solo para ese fin, la verdad que ahí era menos acumuladora en todos los sentidos. 

• Tengo una lista con todos los libros que no he leído, con la meta de que si los tacho todos en este año haré algo para regalonearme. 

• Los libros que ya estoy segura que no leeré y que están en excelente estado los regalaré o donaré a alguna institución que los acepte, porque de verdad hay libros que estoy segura que no son mi tipo. También tienen la opción de venderlo, lo que da una entrada económica hermosa y no esperada que puede ayudar.